Hay quienes están hechos o diseñados como un pequeño mecanismo único y preciso para la función que desempeñan mejor que nadie, mejor que el comer, que el respirar y que el dormir.
Es como una habilidad que aprendes de niño y que en toda su existencia no cambia, evoluciona hacia la perfección infinita.
Hay quienes saben hablar y no callan ni un segundo, es costumbre oírlos y no molestan porque su voz se confunde con el viento y expresa esa armonía de la comodidad absoluta.
Hay quienes están hechos para amar, aman hablando, aman mirando y saben cómo dañar al no amar, es su calor el que hace que el frío te mate y te endurezca hasta las lágrimas.
Hay quienes están hechos para hacer el amor, aquellas miradas que dicen: "Cómeme, devórame"; que incitan, que agarran, que se mueven de arriba a abajo hasta desnudar tus palabras, hasta que tu amor y tu ropa se rinden y caen, tu sexo exalta sudor de solo ver esas miradas y ellas, que saben qué saben hacer les encanta tu vulnerabilidad.
Y hay quienes están hechos para escribir, sus dedos son capaces de conectarse con el cosmos de su mente y su mente con su alma; conexiones internas y externas hacia los demás y su piel que se eriza, sus ojos que lloran, sus labios que se enrojecen con los dientes y sus mentes que se expanden.
Hay quienes saben hacer una cosa más que otras y mejor que nadie, yo escribo, tú lees y sientes, ¿No es hermoso el compartir esa conexión con mi alma?